Ya conocemos el tópico de España es diferente. En España, por ejemplo, no se puede medir la incidencia de la economía sumergida, según los responsables económicos de nuestro país, por carecer de base científica ante la opacidad de sus transacciones. Hoy mismo me desayunaba, por una parte, con un ejemplo simple y poco científico, de la Ministra de Economía y Hacienda, en la Cadena Ser, sobre las diferencias entre economía sumergida y fraude fiscal o a la seguridad social y, de la otra, con la opinión de Manuel Redal, Consejero de los Técnicos de Hacienda (GESTHA), en Expansión que, entre otras manifestaciones, señala:
Negar la realidad de la economía sumergida o esconder la cabeza bajo el ala, como el avestruz, no nos ayudará a afrontar la cuestión esencial que provoca la sangría de las finanzas públicas. Por el contrario, conocer su verdadera dimensión ayudará a concienciarnos de la necesidad de afrontarlo. Y es mejor hacerlo antes de vernos obligados a emplear terapias más dolorosas.
En relación con la economía sumergida y/o el fraude fiscal resulta interesante leer en el Mundo que el Gobierno de Alemania, sí, la que miramos para el retraso de la jubilación y reforma laboral que se anuncia para la semana que viene, está estudiando la compra de una lista de defraudadores fiscales, ya que, en otra ocasión anterior que pagaron por los datos de contribuyentes con cuentas en paraísos fiscales resultó rentable, comparando lo pagado con lo recuperado.
No obstante, podría tratarse de un elemento de presión del Ministro Wolfgang Schauble a los titulares de las cuentas en Suiza, que podrían optar por regularizar de inmediato sus cuentas con Hacienda para evitar consecuencias peores.
El ministro alemán de Finanzas, ha anunciado un agresivo programa de lucha contra la economía sumergida y el fraude fiscal con el que, además del estricto plan de ahorro público que ya presentado al Parlamento, espera sanear cuando antes una situación de deuda pública nada deseable. Pero nadie imaginaba que fuera a valerse de procedimientos como estos.
Queda claro que, como en el amor y en la guerra, en la lucha contra el fraude fiscal, todo vale.
Volviendo al título de la entrada: ¿Existe, en España, lista de defraudadores fiscales? nos surgen unas cuantas reflexiones, que por ahora, no tenemos la respuesta adecuada; esperamos vuestros comentarios.
- Si existiera la referida lista, ¿pagarían los responsables económicos por ella?
- ¿Deberían de pagar?
- ¿Se persigue en España, de manera eficaz, los delitos fiscales?
Documentación de utilidad: